La propuesta original del happening artístico tiene como tentativa el producir una obra de arte que no se focaliza en objetos sino en el evento a organizar y la participación de los "espectadores", para que dejen de ser sujetos pasivos y, con su actividad, alcancen una liberación a través de la expresión emotiva y la representación colectiva. Aunque es común confundir el happening con la llamada performance el primero difiere de la segunda por la improvisación o, dado que es difícil una real improvisación, por la imprevisibilidad.
El happening en cuanto a manifestación artística es de muy diversa índole, suele ser no permanente, efímero, ya que busca una participación espontánea del público. Por este motivo los happenings frecuentemente se producen en lugares públicos, como un gesto de sorpresa o irrupción en la cotidianeidad. Un ejemplo de ello son los eventos organizados por Spencer Tunik en los cuales se implican amasas de gente desnuda.
El happening ha pasado a tener un caracter paradójico, si la intención planteada teóricamente y en sus orígenes es la de la participación activa de los espectadores para librarles de la masificación, suele verse actualmente en los "happenings" un resultado completamente opuesto al enunciado, en efecto, muchos de los "happenings" terminan siendo un espectáculo más de la llamada cultura de masas.
Es difícil establecer características comunes a los artistas pertenecientes a esta corriente, puesto que cada uno de ellos lo adapta a su forma personal. Entre los representantes más significativos podemos mencionar a: Beuys, Vostell y Kaprow; quienes aunque hayan sabido dibujar y llevar a cabo importantes obras, no implica que sean considerados pintores.
El Happening no ha tenido gran repercusión, ni ha aportado demasiado a la historia de la pintura. Pero en Japón, durante la década del ‘50, los miembros del grupo Gutai se dedican íntegramente al Happening, emprendiendo interesantes trayectorias dentro de la pintura. De todos ellos, el más destacado, es el jefe Jiro Yoshihara.
Entre los representantes argentinos de este movimiento podemos destacar a Marta Minujín.
Los Happenings se destacan por su mezcla de estilos y por exigir la participación del público como parte de la obra; Una vez el crítico argentino Jorge Romero Brest comentó que, estando de visita en Londres, descubrió hechizado que el arte no era sólo lo que estaba dentro de los museos, sino lo que ocurría afuera de los mismos. Paralelamente a ello empezaba a surgir la idea de fundir la vida con el arte ó de que se trataba de vivir la propia vida como una obra de arte.
Esto llevaba a renunciar a la idea de la obra de arte como una concreción externa al artista, y destinada a permanecer aún después de su desaparición. Así nacieron los happenings, practicados por pintores jóvenes en galerías de vanguardia neoyorquinas, ante un público de ciento cincuenta a doscientas personas.
Pronto los happenings se expandieron por toda Europa. En París la artista argentina Marta Minujín se convirtió en una de las adalides de la nueva modalidad, a partir de su "auto de fé" de 1964 en el callejón Ronsin. La Minujín trajo la novedad a Buenos Aires donde en el ámbito del célebre Instituto Di Tella, los artistas locales multiplicaron las diversas expresiones de happenings.
En esta sección encontrarás los happenings más destacados de Marta Minujín ordenados por décadas.
Obra:
Coyote, I like America and America likes me (Coyote: Me gusta América y a América le gusto yo) que consistió en encerrarse durante tres días con un coyote y un cobertor de fieltro en una galería de Nueva York. La idea era profundizar de lo que existía antes de que existiera cualquier forma de civilización, aquello primigenio que posibilitaría una comunicación profunda entre distintas especies. Fue su forma de indagar en el sentimiento de culpa colectiva de los norteamericanos por el exterminio al que sometieron a las naciones indias, menos por quitarles las tierras que por no poder controlar un modo de vida nómada y, por consiguiente, con una experiencia más profunda de la libertad. El coyote sirve como guía
Autor: Joseph Beuys
fue un artista alemán que trabajó con varios medios y técnicas como escultura, performance, happening, vídeo e instalación. Es considerado uno de los artistas europeos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.
Beuys repite muchos objetos utilizados en otras obras. Objetos que difieren de los ready mades duchampianos no por su naturaleza pobre y efímera, sino por ser parte de la vida del propio Beuys que los “ha puesto ahí” tras convivir con ellos y haberles dejado su huella. Muchos tienen relación autobiográfica como la miel o la grasa utilizada por los tártaros que le salvaron durante la segunda guerra mundial. Más que por su producción como escultor, para la que se sirvió sobre todo de materiales como la cera, la grasa y el fieltro, alcanzó renombre internacional por su concepción teórica del arte y por su labor docente, que llevó a cabo en la Kunstakademie de Düsseldorf. Según Beuys, la personalidad del artista y sus acciones son más importantes que su resultado, la obra de arte concreta. También lograron un gran impacto sus performances, sobre todo la que lleva por título Cómo explicar cuadros a una liebre muerta: Beuys se paseó por una exposición con una liebre muerta en brazos a la que le explicaba pacientemente el sentido de los cuadros. Artista innovador y de una fuerte personalidad, se le considera una de las figuras más influyentes en el arte de las décadas de 1970 y 1980.
http://es.wikipedia.org/wiki/Happening
http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi97/pintura-argentina-sigloxx/happen.html
http://www.martaminujin.com/portal/index.php?option=com_content&view=section&layout=blog&id=12&Itemid=176
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/beuys.htm