Surgió como contrapeso al individualismo expresionista defendiendo una actitud más comprometida socialmente, aunque técnica y formalmente fue un movimiento heredero del expresionismo. Los elementos más característicos de las obras de arte expresionistas son el color, el dinamismo y el sentimiento. Lo fundamental para los pintores de principios de siglo no era reflejar el mundo de manera realista y fiel –justo al contrario que los impresionistas– sino, sobre todo, expresar su mundo interior. El objetivo primordial de los expresionistas era transmitir sus emociones y sentimientos más profundos.
El expresionismo pretende conmover, para lo cual utiliza la figura y el trazo violento.
Se pintan máscaras y paisajes donde los protagonistas son el agua, el cielo, las masas de vegetación o la simple intención de mostrar el ritmo de los sentimientos.
En sus obras, los expresionistas tergiversan por completo el mundo real, viéndolo tan sólo como pretexto para plasmar sus sentimientos desequilibrados y darles forma objetiva. De ahí su inclinación a lo extraordinariamente grotesco, a mezclar los planos de la representación, a desfigurar los objetos
Es este desprecio por la realidad como tal lo que lleva generalmente a imágenes caricaturescas, deformadas, de gestos forzados y escenarios que parecen asfixiar a las figuras.
Se dice que el inventor de la palabra "expresionismo" fue un tal Julien-Auguste Hervé, un pintor francés muy olvidado que expuso con este nombre sus cuadros en el Salón de los Independientes en 1901. Pero este término no se impuso en Francia.
Se proponen una renovación del lenguaje artístico al tiempo que los fauvistas y los primeros cubistas, pero éstos llevan al extremo la idea de la deformación subjetiva. Son artistas que tienen clara conciencia de grupo.
Edvard Munch (1863-1944): Pintor noruego cuyos cuadros y obra gráfica, tristes y angustiosas representaciones basadas en sus obsesiones y frustraciones personales, abrieron el camino al desarrollo del expresionismo.
El grito (1893): "Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza." (Edvard Munch)
El cuadro muestra una figura andrógina en primer plano, que simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial. El paisaje del fondo es Oslo visto desde la colina de Ekeberg. Esta obra está considerada como una de las más importantes del artista y del movimiento expresionista, constituyendo una imagen de icono cultural.
El cuadro es abundante en colores rojizos de fondo, colores oscuros y la figura principal es una persona aparentemente sin cabello en un sendero con vallas que se pierde de vista fuera de la escena. Esta figura está gritando, con una expresión de desesperación. En el fondo, casi fuera de escena, se notan dos figuras con sombrero que no se pueden distinguir. El cielo parece fluido y arremolinado, de colores rojizos cambiantes, igual de arremolinado que el resto del fondo. La fuente de inspiración podría encontrarse, quizá, en la atormentada vida del artista, un hombre educado por un padre severo y rígido que, siendo niño, vio morir a su madre y a una hermana de tuberculosis.
http://es.wikipedia.org/wiki/Expresionismo
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